Athena «Stormy» Sterling viene a Dullsville y Raven se siente emocionada y dominada por el pánico imaginando la visita de la hermana pequeña de Alexander. Este le dice a Raven que su hermana y ella tienen mucho en común, pero puede ser la pequeña Raven todo lo que ella espera? Alexander no la llama Stormy por nada.
La visita de Stormy suscita un gran alboroto inmortal. Raven se ve obligada a echar un vistazo a lo que sería convertirse en un vampiro en la familia Sterling, aparte de alguna de las cosas que ya adora, como rehuir el sol y dormir en un ataúd con Alexander. Cuando Raven compara su vida con la de Stormy, se da cuenta de que no todo son noches estrelladas y rosas negras. Pero Raven sabe que siempre ha querido ser un vampiro.
Alexander es tan romántico y soñador como siempre, y aunque continua mostrándole a Raven cuánto la quiere, ¿logrará convencerle de que lo correcto es que la convierta?