Novelista y aviador francés, sus experiencias como piloto fueron a menudo su fuente de inspiración. En el año 1926 marcó un giro decisivo en su vida: publicó su narración breve "El Aviador" en la prestigiosa revista literaria Le Navire d´Argent, dirigida por Jean Prévost, y consiguió un contrato como piloto de línea para una sociedad de aviación. Su meditación se elevaba por encima de la historia inmediata: sin desconocer las amenazas que la época hacía pesar sobre el "respeto del hombre", como declara en "Carta a un rehén" en 1943, optó por la parábola como "El Principito" en 1943, una fábula infantil de contenido lirismo e ilustrada por él mismo, que le dio fama mundial.