En principio, parece que sólo tres personas pueden ser el cerebro de la operación: el jefe de los servicios secretos norteamericanos, el director de la CIA... o el propio presidente de los Estados Unidos.
La CIA encarga el caso a Chris Rodríguez, un hombre que ejerce dos de las profesiones más peligrosas que se han inventado: fotógrafo de guerra y agente secreto. Héroe solitario, Chris Rodríguez se hace cargo de la investigación y empieza a avanzar, con paso no muy firme, por la enmarañada selva de un mundo donde a los asesinatos se les llama ejecuciones, los sobresaltos no paran de encender luces rojas en la mente de todos y el ritmo trepidante de la acción sacude los nervios más templados.
Porque el polvorín sobre el que se desarrollan los hechos puede estallar en cualquier momento...