En Francia, en el siglo XIV, reinan la peste, las plagas y la Inquisición. De brujas y santas son catalogadas las mujeres que obedecen al Demonio ó a Dios respectivamente. En Carcasonne, la abadesa Marie Françoise está a punto de ser ajusticiada, acusada de brujería.
Pero, al desgranar su confesión, el monje escriba queda profundamente impresionado por su relato mágico que, lejos de condenar a esta mujer, la convierte en santa.