La tranquilidad del pequeño pueblo francés de Beaufort se ve alterada por un hecho que, en principio, parece carecer de una explicación razonable. El granjero Henri Morillon ha encontrado muerta una de sus vacas en extrañas circunstancias: completamente desangrada.
Algunos habitantes del pueblo, como el joven Jerôme, creen que la mansión Grisard guarda cierta relación con el suceso. El viejo caserón había permanecido deshabitado y abandonado durante muchos años, hasta que de repente se instala allí la bella y enigmática Isabelle, que regresa a la localidad que la vio nacer y de donde huyó tiempo atrás. El misterio que rodea a esta mujer despertará las sospechas de sus vecinos, y el gendarme del lugar, el joven Max, comienza a investigar.